sábado, 5 de febrero de 2011

El extraño caso del hombre de Miramar.

En la historia de la ciencia ha sucedido en muchas oportunidades que el entusiasmo por ciertos descubrimientos que no son debidamente analizados para comprobar su autenticidad o valor, hacen olvidar que esta disciplina tiene la obligación de despejar todas las dudas mas allá de la política y el triunfalismo.
Uno de los casos mas resonantes de fraude científico ocurrió en Inglaterra entre 1908 y 1912, cuando el anticuario y coleccionista Charles Dawson encontró los restos de un cráneo supuestamente humano cuyo aspecto era muy primitivo, en Piltdown Common, al sur de ese país. En aquellos tiempos se estaban buscando evidencias de hombres primitivos en todo el mundo y se trabajaba en la elaboración de una secuencia en la que se ponía a cada uno de los hallazgos su lugar en el tiempo. Además hacía unas décadas se hallaron restos muy importantes en Neanderthal, Alemania; por lo que el orgullo inglés estaba herido y entonces este hallazgo fue tomado con entusiasmo sin mucho análisis crítico. El mismo se anunció en diciembre de 1912 en la Geological Society de Londres, por el paleontólogo Arthur Smith Woodward y se lo denominó Neoantrhopus Dawsoni.
Con el correr de los años se fueron descubriendo otros restos, especialmente en Sudáfrica, por lo que el Hombre de Piltdown fue haciendose más extraño ya que no encajaba con los demás. En 1954 se le realizaron exámenes químicos y se demostró que se trataba de un fraude ya que el cráneo correspondía a un ser humano relativamente moderno (menos de 50.000 años) al que se le había colocado un trozo de mandíbula de un orangután modificada para que parezca muy antigua. El Museo de Historia Natural de Londres publicó los resultados y métodos utilizados descartando este descubrimiento y finalmente se pudo comprender la evolución de los seres humanos sin problemas. Asimismo permitió apreciar la importancia de los hallazgos realizados en Africa desde 1930, ahora reconocida como cuna de la humanidad. Nunca se supo quién realizó este hecho, ya que había varios candidatos, entre ellos el mismo Dawson, o el creador de Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle o el paleontólogo jesuita Teilhlard de Chardin, los dos asiduos participantes de las excavaciones en la zona. De todos modos se coincide en que no fue una broma y que se trató deliberadamente de torcer las investigaciones de la historia evolutiva de la humanidad.

AMEGHINO ENCUENTRA UNAS PIEDRAS

   Para comprender lo sucedido en nuestro país hay que remontarse a los trabajos del gran sabio Florentino Ameghino y sus hermanos, especialmente Carlos, visitante regular de nuestras costas. La obra de los Ameghino es impresionante ya que da la base a la Paleontología y la Geología argentinas y su tarea está plasmada en gran cantidad de tomos, algunos de los cuales se encuentran también en nuestro museo. En aquellos tiempos recién se tomaba conciencia del valor de nuestra región en lo que respecta a su pasado prehistórico y el país se encontraba en plena expansión económica.
   En cierta oportunidad Florentino encontró entre unos restos de un animal prehistórico varios trozos de piedra con apariencia de haber sido trabajadas por seres humanos. Además en la zona entre Chapadmalal y Miramar es posible hallar hoy día escorias y tierras cocidas atribuidos en aquellos tiempos a fogones de antiguos aborígenes y que recientemente se expuso que fueron provocados por la caída de un asteroide (Ver Artículo en el número anterior de El Espigón). Esto le dio pie para teorizar sobre el origen del hombre americano y que por lo visto era muy antiguo. Hay que recordar que aún no se conocía muy bien la estructura geológica de esta zona, la que todavía hoy genera dificultades y novedades. Con muy poco material fundó toda una genealogía de los que podemos destacar el Homo pampaeus, Homo sinemento, Diprothomo platensis,etc. algunos de ellos encontrados en la zona que va desde el arroyo Chocorí hasta Centinela del Mar. Aquí debemos recordar que en sus últimos años Ameghino enviudó y estaba bastante enfermo, lo que podría haber provocado que se aferrara a estas ideas.





QUÉ PASÓ EN MIRAMAR?                 

   Desde hacía unos años trabajaba para Florentino el señor Lorenzo Parodi quien fue contratado de vuelta por Carlos, a la muerte de su hermano en 1911.
Parodi viaja a nuestra ciudad en donde tenía una pequeña propiedad y al poco tiempo anuncia algunos hallazgos. En 1914 se traslada una comisión de científicos del Museo de Buenos Aires para estudiar los objetos y establecer la antigüedad de los mismos. En ese momento se concluyó que eran muy antiguos ( 2 millones de años ) y no hubo ninguna duda sobre su autenticidad.
En 1915 se anunció que habían sido halladas más evidencias de antiguos humanos y especialmente el extraordinario hallazgo de un fémur de un gran animal extinguido parecido a un hipopótamo denominado Toxodon con una punta de lanza clavada. El mismo fue realizado en el sitio denominado “Barranca Parodi”, al lado del balneario que ahora está ubicado en inmediaciones del arroyo Las Brusquitas.
Varios científicos (Bonarelli y Vignati) empezaron a dudar de estos hallazgos, puesto que el tipo de trabajo en piedra era igual al que es posible recolectar en la superficie y que data de poco mas de mil años; como si los habitantes de esta región no hubieran evolucionado durante 2 millones de años.
    El paleontólogo norteamericano Alex Hrdlika, quien estaba trabajando en la teoría del poblamiento americano como proveniente de Asia hace unos 30.000 años y que entró por el estrecho de Bering (Alaska), estuvo en esta región y criticó la rapidez con que se sacaron conclusiones aquí. Por otra parte el arqueólogo sueco Eric Boman en un trabajo publicado en Chile expresó que le llamaba la atención una supuesta ingerencia de la política en la ciencia argentina. En fin, estos hallazgos provocaron reacciones de diverso tipo en todo el mundo. Por otra parte hay que recordar que algunos investigadores de convicción religiosa estaban atacando a Ameghino por ser él uno de los primeros entusiastas en tomar las teorías de la evolución de Charles Darwin y que aún hoy algún dormido sigue criticando. Esto provocó que el trabajo científico se llenara de demasiados apasionamientos.
     Se desconfiaba tanto de los descubrimientos que siempre tenía que acudir una comisión para comprobarlos,  como otra que llegó en 1920 a nuestras tierras  formada por científicos que tenían que confirmar nuevos hallazgos. Acudieron Carlos Ameghino, Rodolfo Senet, Estanislao Zeballos, Eric Boman, H. Von Ihering (Brasil) y R. Lehman Nitsche, acompañados por Lorenzo Parodi y José María Dupuy (h) Subprefecto de Miramar, fundador de nuestro primer museo. En la oportunidad se encontró una boleadora en un estrato muy antiguo cuya foto acompaña esta nota.
   Las críticas a estos hallazgos se acumulaban y, especialmente, se atacaba la figura de Parodi quien siempre aparecía asociado a los mismos. Se sospechaba que él mismo colocaba las piedras, que cobraba para que los turistas visiten el lugar del primer hombre, que su sueldo era demasiado alto y por lo tanto buscaba beneficiar a sus contratantes, etc. Otros, más benévolos, suponían que se trataba de una broma realizada por un paisano de la zona y que Parodi fue víctima de eso. Lo cierto es que en 1928 terminó el contrato de Parodi con el Museo de Buenos Aires, acabándose prácticamente los hallazgos, excepto por alguno efectuado por Joaquín Frenguelli, de origen dudoso.
   Por otra parte es también posible que se hayan equivocado en el estudio de la antiguedad de los estratos estudiados, puesto que se han encontrado evidencias de convivencia de los primitivos seres humanos de la zona con los últimos animales fósiles hasta hace unos 8.000 años o menos y nada que ver con los millones que se suponía, lo que podría haber contribuido a este panorama. 

LOS PARODI Y SU APORTE A LA CIENCIA

   A pesar de las críticas a su persona, Lorenzo Parodi fue un incansable colaborador de los hermanos Ameghino; se decía que desde su infancia en Génova (Italia) mostraba interés en las ciencias naturales.  Dos de sus hijos Lorenzo Julio y Rodolfo se dedicaron al tema. El primero trabajó en el Zoológico y luego ingresó a la Sección de Paleontología del Museo capitalino, dedicándose principalmente a la preparación de fósiles con gran conocimiento de la antigua fauna pampeana. El segundo según sabemos aún vive en Jujuy y se dedico a investigar sobre los mastodontes (parientes de los elefantes) publicando muchos trabajos. El Museo Regional de Salta lleva su nombre. Un nieto de Lorenzo; Rogelio, fue un entusiasta colaborador de los investigadores que llegaban a nuestra localidad, logrando una buena colección que finalmente terminó en Necochea. 

   El caso del Hombre de Miramar quedó en el olvido. En los años 50 se retiraron silenciosamente los objetos expuestos en Buenos Aires y no se habló más del tema hasta hace pocos años que se los está revisando, siendo posible que se realicen estudios de resonancia magnética al famoso fémur con la flecha clavada.

   Más allá del posible fraude, al silenciar estos hechos nos hemos perdido los miramarenses de figurar en numerosos documentales sobre el origen del hombre ya que el caso del hombre de Piltdown se sigue estudiando y discutiendo. Posiblemente nuestra ciudad nunca fue nombrada tantas veces en tantos lugares del mundo hasta la invención de Internet. No se trata de buscar la crítica hacia Parodi, a quien apreciamos, sino comprender y estudiar la mentalidad de la época y la utilización de la ciencia para otros fines.

  
  
Bibliografía:
Exégesis Histórica de los hallazgos arqueológicos de la costa atlántica.
Leonardo Daino, editado en Prehistoria Bonaerense, Olavarria, 1979.

Ciencia y fraude. El hombre de Miramar. E. P. Tonni, R. C. Pasquali y M. Bond. Revista Ciencia Hoy ,11, 2001

El fémur de Miramar. Carlos Ameghino, Anales del Museo de Historia Natural de Buenos Aires. 1915.

Los vestigios de industria humana de Miramar (República Argentina) y atribuidos a la época terciaria. Eric Boman. Revista Chilena de Historia y Geografía. 1921.


 Autor Daniel Boh para la revista "El Espigón de Miramar"